viernes, 11 de noviembre de 2011

El Juego

Buenas, aqui la traduccion al Castellano de la historia anterior. Espero que os guste!





Los pocos que han hablado dicen que todo comenzó, hace muchos años, como un juego. Como pasas en todos los juegos de niños, su fundamento era hacer ver: una representación sin guion, donde tan solo hay un distribución de papeles y cada uno actúa en consecuencia. Los niños juegan a ser exploradores, indios y astronautas, y el juego consiste en eso. Hasta juegan a jugar a futbol, representando a los futbolistas adultos que juegan. Cerca del año 1390, en la Facultad de Teología de una ciudad remota, de plazas con porches y calles empedradas, unos estudiantes decidieron hacer ver que eran hijos de una vieja estirpe, secreta y nocturna. Se inventaron, para poder hacerlo, una genealogía i un lenguaje, las contraseñas que identificaban como jugadores , los matices y las diferencias. Nos nombramos Vampiros. Inventaron también, como en todos los juegos, unas reglas, unas necesidades y unos objetivos. En los juegos de adultos exigen que, para ganar o perder, tiene que haber una posibilidad de derrota o victoria tangible, cuantificable.

Pasó el tiempo, y el juego se fue haciendo mas extenso y complejo. Los estudiantes que lo crearon en parte se oblidaron i muchos murieron en guerras extrañas y visionarias en las montañas de Bohemia. Pero el juego ya había echado raíces, y no murió. Las reglas pasaron a ser leyes y las contraseñas, liturgia. Los jugadores que compartían el secreto del juego se fueron descubriendo, con sorpresa, hermanos de una cofradía oculta y eficiente. La existencia de planos invisibles para el resto, que es una fuente de ayuda mutua, es el último fundamento de todas las sociedades secretas, desde las delictivas a las sectas místicas hasta la mafia siciliana. Los jugadores, los vampiros unidos por su propio juegos poseedores de un secreto irrelevante inventado por ellos mismos, ordenados por una genealogías ficticias y por unos objetivos convencionales, se convirtieron en los miembros de una poderosa sociedad secreta repartida por todo el mundo, mucho mas allá de las húmedas paredes de piedra, cerca del rio de la ciudad donde comenzó. El siguiente paso fue olvidar que todo eso era un juego. Puede ser ha llegado el momento, antes de avanzar más, que os explique las reglas y objetivos, hasta allí donde se pueden adivinar, echando marcha atrás la historia que todo el mundo confunde. En el juego original, todos los jugadores formaban parte de la misma hermandad de Vampiros, pero se dividían en genealogías contrarias que competían por crecer he imponerse. Cada jugador era, por sorteo, de una de las familias. Pronto se prescindió del sorteo y cada jugador obtava por una identidad vampírica para siempre. Ese era el primer paso para que ese personaje único se confundiera con el mismo.
Todos los personajes, todas las familias i todos los jugadores compartían una característica obligada: la discreción. Nadie en el mundo podía saber que participaban en el juego sino los otros jugadores. Pero estos lo tenían que poder descubrir inmediatamente, a partir de signos convencionales visibles he imposibles de confundir, que al mismo tiempo tenían que ser invisibles para la otra parte del mundo, maridos, mujeres, padres y hermanos incluidos. Cada jugador participaba solo, pero se podría aliar por conveniencia con sus compañeros de familia y estaba la obligada enemistad con determinadas familias contrarias.
La amistad era optativa, circunstancial he interesada. El odio, obligatoria i genético. Los jugadores que se nombraban Vampiros entre ellos y habían tejido una leyenda absurda para proteger la partida de la curiosidad inevitable de los cotillas: una leyenda de inmortales i collares de ajo, de espejos y de Castillos balcánicos, desconocidos por todos, pero habitados, de aquel Oriente mas próximo y misterioso. Todo muy absurdo. Los signos verdaderos que los identificaban eran otros, pero por mala suerte no los conocemos. En cualquier caso, la partida exigía seducir y atraer y de alguna manera marcas unas fichas humanas determinadas antes. En un buen principio, es posible que estas fichas fueran casi siembre en exclusiva chicas, y no se descarta que el juego inicial fuera una siempre versión de las apuestas eróticas de los estudiantes. El objetivo era poseer. Como en el ajedrez o las damas, se tenia que capturar la mayor y mejor nombre de fichas, pero no del enemigo, sino de este inmenso almacén que llamamos humanidad.
La partida no tenia límite de tiempo. De hecho es posible que fuera una única partida eterna en la cual solo había resultados parciales. El problema fue siempre como certificar que las piezas humanas habían sido realmente capturadas. Hacía falta una especia de Pandora, una carta, una pieza determinada de ropa. Alguien dijo que se valía una gota de sangre.
No sabemos del cierto, mas allá de las especulaciones, cuáles eran todas las reglas del juego principal ni siquiera cuantos estudiantes de teología fueron los que comenzaron a jugar. Sabemos que el juego se fue extendiendo por la Europa central, con una lentitud i que normalmente, los jugadores, para obtener la prueba de la persona seguida, la incorporaban en el juego, haciendo un nuevo jugador, es decir, un nuevo Vampiro. Eso lo hacía todo demasiado fácil. Se restringió la incorporación a los juegos: se incremento sobre todo el valor de las marcas que se tenían que presentar. Pronto, puede ser un cien años después de la creación del juego, no había suficiente con un pañuelo o gota de sangre , sino que exigieron otras pruebas i sacrificios. Pero, como decíamos, la transformación transcendental de la partida fue olvidarse de que era un juego. Olvidaron que hubo unos fundadores, unas reglas escritas en una ciudad concreta por un grupo de estudiantes, ya todos ellos desaparecidos. Para todos los nuevos jugadores, progresivamente, los papeles inventados que eran los pilares del juegos fueron siendo verdades, verdades históricas. Ya no tenían conciencia de estar jugando. Ya no eran como los niños, que jugaban a ser Vampiros, que representan una cosa de los adultos. Eran como el Quijote, que acabo creyéndose el papel que había leído en los libros. Se creyeron Vampiros. Comenzaron a existir los Vampiros, inventados por un juego. Al cabo de los años, ya no existían jugadores que sabieran que jugaban. Las reglas sin cambiar se convirtieron en historia. La mancha de aceite se fue extendiendo en secreto y en secreto hombres y mujeres jugaban a una partida sin saberlo. El secreto ficticio paso de generación en generación y dejo de ser ficticio. Pasados los siglos, centenares de jugadores creen ser eso que se invento hace mas de seis cientos años unos muchachos que se distraían en la Facultad de Teología. Una sociedad secreta extensa, complicada de jugadores que se reconocían entre ellos, competían entre ellos. Una caja negra  y cerrada, oculta por los recovecos de las ciudades que se abre cada noche para buscar las marcas nocturnas de la eterna partida. Eso que era una partida, se convirtió en una vida.
Pero, al mismo tiempo, un poco de tiempo atrás, ha aparecido un nuevo juego. Como hace seis cientos años, en una ciudad del centro de Europa,  ahora otros jóvenes han decidido inventarse un nuevo juego, hijo sin saberlo de aquel  otro, inventar unas reglas, crear personajes, escribiéndolo en libros y en paginas web, representar estos personajes, inventar su historia. Jugar. A través de teléfonos y de las pantallas, de las quedadas y correos, juegan a hacer ver que son Vampiros, pactan, se enfrentan, salen de cacería. Como los otros. En nuestras ciudades, cada noche, hay dos mundos que juegan a ser Vampiros. Unos hace tiempo que olvidaron que jugaban. Los otros aun lo saben
Cuanto tiempo tardaran en olvidarlo?


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